18 de abril de 2013

RECUPERANDO TROZOS DEL PASADO

Sigo algo nostálgica.. llevo un tiempo organizando las fotos que tengo de mis pinturas, desde que empecé en este mundo de la creación artística. Es una tarea algo ingrata, porque no me gusta pasar largas horas en el ordenador, además mi hija de casi un añito no me deja hacer mucha cosa. Por eso lo voy haciendo a ratos, en los momentos que me apetece echar esa mirada atrás no sé muy bien para qué... ni porqué...
Mi gran sorpresa esta mañana ha sido encontrarme con este cartel, de mi primera exposición colectiva en España, aquí en Cuenca. Mis familiares y amigos están al tanto de mi historia, pero para el que no lo sepa, aquí os dejo un breve resumen...
Yo estudié Bellas Artes en la isla de Madeira, Portugal. En mi ultimo año de carrera estuve trabajando dando clases en un instituto de Funchal. La verdad es que me gustaba vivir en Madeira, el sol que brilla en esa isla tiene algo mágico y especial. Nunca vi brillar el sol en ninguna parte como lo hace en Madeira.
Mi vida transcurría de una forma tranquila, tenía mis clases en la facultad, y  las compaginaba como podía con las del instituto. La verdad es que era bastante movida, pero dentro de ese alboroto mi vida era muy tranquila. Recuerdo ir a un café muy conocido en Funchal, el Café Teatro, con mi amigo Miguel "a matar las horas". Un día sin más, no me acuerdo quien le dijo a quien: "Nos vamos de Madeira en Erasmus?". La preguntita nos anduvo rondando todo el verano del año 2003. Nos vamos, no nos vamos. Sabíamos en nuestro interior que no sería sólo un Erasmus, sería un viaje definitivo sin retorno. Era un paso importante, y una decisión para no tomarse a la ligera.
Finalmente nos decidimos. Elegimos Cuenca gracias a un buen amigo que ya había estado allí, y nos hablaba maravillas de esa ciudad.
Este cartel con nuestra primera exposición en Cuenca, me recuerda que los sueños hay que perseguirlos, y muchas veces eso significa dar un paso en la incógnita oscuridad, sin querer saber lo que te espera, sencillamente hacerlo y disfrutar de cada momento sorprendente que nos brinda la vida.  Quizás por eso, José, el autor del cartel, de cierta forma eligió ese color negro para el fondo, símbolo de ese tirarse al vacío, a la nada, en busca de nuestro destino, quien sabe.. sorprendentemente vendimos todos los cuadros que allí expusimos, menos uno, al que le tengo un cariño especial, ya que se lo regalé a mi marido, y lo tengo colgado en mi habitación.